Oratoria



Oratoria


La oratoria griega, que alcanzó como género literario sus más conspicuos éxitos Atenas de los siglos V y IV a.C., sin embargo, como todo lo griego, sus raíces en ámbitos más amplios y en más remotos tiempos. No se hizo la luz de la oratoria en la Atenas           del año 427 a.C., cuando Gorgias, actuando como embajador de Leontinos, embelesó a los atenienses con su palabra embellecida y cautivadora.
Apareció por primera vez en Grecia el tratado de la retórica que se define como es el arte     que             combina lógica, gramática y conocimientos literarios para mayor gloria de la oratoria (artesana de la persuasión).

El arte de la retórica desde su nacimiento contempla el discurso en tres niveles que con el tiempo se denominarán invención, disposición y estilo.
Este es considerando como al arte de hablar con elocuencia. La oratoria también es considerada un género literario formado por el discurso, la disertación, el sermón, el panegírico, entre otras. Este segundo sentido más amplio es aplicado en todos los procesos literarios que están planteados con la intención persuasiva, como lo son la conferencia, la charla o las exposiciones. Esta finalidad de persuadir al receptor es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Puede ser una eficaz herramienta que se utiliza para propósitos como la información, persuasión, motivación, influencia, traducción o simple entretenimiento.

Irma candelaria (2000) “La elocuencia va directamente unida a sentimientos y emoción más que a las ideas, a las pasiones” (p.19).

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Tanto la Oratoria como la Retórica son fundamentales porque embellecen nuestra habla y dice mucho de nuestro conocimiento y cultura.
Para ser grande en oratoria y lograr mover masas con las palabras, hay que comenzar desde cero y dar pequeños pasos. Pero cada paso, uno detrás de otro, en la dirección correcta. Y para ello, primero hay que tener claros tres puntos:

Ø  Contenido: Hay que tener un mensaje claro y potente. Olivia Schofield, finalista en el campeonato mundial de oratoria de 2011, dijo         en una entrevista que el 80% del éxito de una presentación nace de tener un contenido de calidad. Esto es un mensaje muy bien pensado, relevante para el público y que nos acerque a un objetivo específico. Fácil, ¿no?

Ø  Desenvolvimiento: Hay que transmitir el mensaje con aplomo y gracia. La gente tiene la percepción errónea de que ser máster de oratoria o hablar bien en público se consigue únicamente mejorando la puesta en escena. No se da cuenta de que hay un duro trabajo previo que nos ayuda a asegurar el éxito en el momento de la verdad.

Ø  Conexión: El mensaje tiene que ser recibido con los brazos abiertos. En la conferencia de Toastmasters, Peter Zinn, campeón europeo de oratoria en 2006, decía que el elemento más importante de un discurso es la conexión con el público. Porque sin ésta, es como si no hubiera público. Y sin público, al           final,   no       ocurre            nada.


Riviere y Nuñez dicen que “El secreto es la persuasión que utiliza en la transmisión de sus mensajes: el color y sonido con que emite sus palabras, la melodía de su voz, el movimiento de sus manos, que es posible gracias a su mirada mental” (p.28).


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Ahora mencionaremos 9 claves para dominar la oratoria, las cuales son:

Ø  Ve       al         grano, sin rodeos, que, desde el inicio quede clarísimo de qué va el asunto y que todo lo que digas ayude a alcanzar tu objetivo.

Ø        breve: Siempre un poco más corto que el tiempo que te han asignado. Si quieres una cifra, preferiblemente menos de 20 minutos. Pero si es más largo, divide el contenido en secciones cortas, de pocos minutos, cambiando el ritmo con cada sección. También ayuda usar frases cortas ya que éstas hacen que lo que digas se entienda mejor.

Ø  Ofrece           un       beneficio       claro   pronto: Al inicio, evita decir lo bueno, bonito y barato que eres. Es el momento de despertar el interés de tu público y enamorarlo. Sé muy explícito al explicar exactamente qué ganará escuchándote.

Ø  Dirige  la        atención        hacia tu        cara: Salvo que tengas que mostrar (rápidamente) una ayuda visual, la atención del público debe de ir siempre a tu cara, que es de donde sale el mensaje. Evita movimientos errantes y sin un propósito definido. Eso implica dejar a un lado el complejo de bailarina de ballet o de conejo de Energizer y mantener las manos libres para gesticular abiertamente.

Ø  Habla como si         conversaras con     un       amigo, pero pensando en que tu abuela está en la sala, para que no se te escape ningún improperio. Da color a tu voz cambiando de tono y de ritmo con frecuencia. Y deja los tecnicismos para los técnicos, que si no la gente no entiende.

Ø  Ayuda            a          que     sigan tu        mensaje, incluso teniendo una estructura clara, tienes que ayudarles a que te sigan. Pausa con frecuencia para que digieran lo que dices y dar énfasis a las palabras y frases importantes. Usa preguntas retóricas para interconectar las secciones y hacer que fluyan. Y repite los puntos principales cuando termines de elaborarlos.

Ø  Mira    a          los       ojos    de       tu        público: El contacto visual es la clave más importante para conectar. Genera un vínculo emocional tan fuerte que hay un estudio que dice que mantener el contacto visual durante cuatro minutos seguidos puede hacer que dos personas se enamoren. Por eso, acércate a tu público mirándole a los ojos de forma individualizada.

Ø  Cambia                 foco    de       atención: Cuando tú foco de atención deja de estar sobre ti y tus propias inseguridades y pasa al público y sus necesidades, no sólo se reduce tu nivel de ansiedad. También se genera una sensación de generosidad donde quien te escucha entiende que, a pesar de tus imperfecciones, saldrá ganando con lo que le cuentas.

Ø  Aprovecha    las       neuronas      espejo y sonríe. La alegría y el entusiasmo son contagiosos gracias a la existencia de las neuronas espejo. Además, ¿a quién no le gusta que le alegren el momento? Transmite alegría y entusiasmo y las personas ante las que hables se alegrarán y entusiasmarán con tu mensaje.


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La oratoria es tanto un arte como una ciencia, una ciencia porque hay palancas específicas que, en función de cómo las muevas, te permitirán mover a las personas que te escuchan desde un punto A hasta un punto B. Pero también es un arte, ya que lo que realmente ayuda a conectar es la transparencia y la autenticidad que muestra tu propia personalidad.

Es muy importante para concluir, con respecto al orador que si este tiene los dotes naturales pero no aplica correctamente las reglas de la oratoria, entonces no es un buen orador, para ello, esas dotes se deben perfeccionar con el estudio y el ejercicio, teniendo siempre como derrotero que: Las palabras bien pronunciadas, el gesto metódicamente estudiado, el ademán perfectamente calculado, la entonación, las pausas y la dicción rítmica mente balanceadas causan la mejor impresión a la hora de hablar. Esto sin dejar de lado ni mucho menos todas las cualidades anteriormente descritas.





Referencias:


Edison, J. (2017). El Arte de Hablar y Comunicar. Santiago de Chile, Chile. Editorial INAF.


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