El Emprendimiento Juvenil




El Emprendimiento Juvenil


Los análisis estadísticos muestran un difícil escenario para la juventud de hoy en día. El Banco Mundial calcula que la economía global necesitará crear al menos 600 millones de nuevos empleos en los próximos diez años tan solo para mantener constantes los índices de empleo, mientras la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informa que casi un 36% de los desempleados a escala mundial (cerca de 73.3 millones) son jóvenes, y si se añaden a ellos los sub empleos juveniles.

El empleo juvenil sigue siendo un reto crucial para muchos países del mundo, como por ejemplo los Países Árabes, el África subsahariana o la Unión Europea, con tasas de desempleo juvenil que rozan el 30%. En Latinoamérica, los jóvenes pasan a menudo al sector informal, que ofrece seis de cada diez empleos disponibles para ellos, y ese hecho obliga a unos 27 millones de jóvenes latinos a asumir empleos de escasa calidad. Es preocupante, sobre todo si se considera que las compañías latinoamericanas del sector económico formal tienen una probabilidad tres veces superior a las de Asia meridional y Asia-Pacífico de sufrir problemas operativos por falta de capital humano.


Imagen relacionadaDentro del sistema económico actual y previsto no parece nada fácil ser joven y estar buscando empleo. Ante este difícil contexto, el emprendimiento juvenil puede desempeñar una importante función para facilitar el desarrollo económico y la creación de empleo. Aunque los jóvenes a menudo optan por el autoempleo porque no encuentran otro trabajo, éste puede dotarles de competencias valiosas, como el pensamiento crítico, la capacidad decisoria, el liderazgo, el espíritu de equipo o la innovación, que mantendrán su relevancia para el resto de sus vidas. En general, el emprendimiento enriquece la experiencia en campos que no trata la educación tradicional, permite hacer carreras alternativas al modelo económico clásico, recurre a las aportaciones y el talento de compañeros, y fomenta un buen desarrollo comunitario.

Considerando el enorme potencial del emprendimiento juvenil, gobiernos, profesionales y responsables políticos deben prestar más atención a los problemas que afrontan los jóvenes para crear y desarrollar con éxito pequeñas empresas o negocios, y a la vez concentrarse en aquellas políticas y programas con capacidad de desplegar el potencial emprendedor de los jóvenes. No es nada de extrañar que “Fomentar el empleo y el emprendimiento juvenil” constituya hoy una de las tres áreas prioritarias de la Estrategia de la UNESCO para la Educación y Formación Técnica y Profesional.

“El emprendimiento consiste en reconocer la ocasión de crear un valor económico y el proceso de actuar sobre dicha ocasión, ya conduzca o no a la creación de una nueva empresa registrada. Los conceptos de ‘innovación’ y ‘asumir riesgos’ se asocian a menudo con el emprendimiento, pero no son condición necesaria para definir el término.” Schoof (2006).

Esta definición se centra más en comportamientos que en características concretas, y considera que el emprendimiento es “una serie de actitudes, y un emprendedor es quien lleva a la práctica esas actitudes”. Esta definición conductista del emprendimiento juvenil se centra en lo que hace un emprendedor y el modo en que lo hace, más que en establecer rasgos y cualidades específicamente ‘empresariales’, y rechaza así la idea de que los emprendedores nacen y no se hacen.

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La juventud de los países en desarrollo y subdesarrollo ve así el emprendimiento juvenil como un potencial catalizador del crecimiento económico y la creación de empleo.
De todos modos, no debe olvidarse que los jóvenes no constituyen un grupo demográfico monolítico, sino increíblemente variado, y que sus diversas visiones del emprendimiento y su recurso a diferentes modelos empresariales reflejan esa diversidad de ideas.

En las economías desarrolladas, los emprendedores suelen surgir cuando se perciben determinadas oportunidades, mientras que en las economías emergentes y en desarrollo los principales motores para la decisión de fundar un negocio son la necesidad y la falta de alternativas. Los emprendedores en estos últimos países suelen concentrarse en sectores de baja cualificación y de fácil acceso, puesto que carecen de las competencias técnicas necesarias para crear empresas con mayor grado de complejidad.

Para concluir el promover el emprendimiento desde la fase misma de gestación, fomentando las vocaciones y las capacidades emprendedoras de los jóvenes cobra sentido dado que completan la cadena de valor que alimenta al desarrollo emprendedor a lo largo del tiempo. También propiciar a los jóvenes las competencias empresariales, la información, el asesoramiento y apoyo financiero que precisan para convertirse en empresarios de éxito es un elemento crucial para hacer del emprendimiento una opción viable.


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Referencias:

Pompa, C. (2016). Hacer del emprendimiento juvenil una opción viable. UNESCO-UNEVOC.
Recuperado de: https://unevoc.unesco.org/up/VC_YE_BN_es.pdf 

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